Primero le sacamos los pulmones y el hígado. Como los intestinos y el estómago no venían, no podíamos quitárselos. Los pulmones y el hígado los metimos en una caja con sal.
Aquí veis el conejo vacío. El corazón y los riñones no se sacan.
Y para que no oliera mal, trajimos unas especias y unas hierbas y se las estuvimos echando por encima.
Y ahora viene lo más importante: le echamos sal para que chupara la humedad y se conserve el cuerpo. En Egipto no se usaba sal como la nuestra, se usaba natrón que es otra sal.
Nosotros le echamos 6 kg de sal gorda de la nuestra. Le tuvimos que tapar todo el cuerpo. Pero se nos olvidó echarle por dentro.
Esperamos cuatro días y entonces le cambiamos la sal. Echamos otros seis kg. Esta vez sí que se la metimos por dentro.
A algunos les dio asco, pero a Jorge y a mí (Dani) no nos dio asco.
1 comentario:
Hola soy Manuel: me encantó ver lo que haciais con el conejo. ¿Lo vais a vendar? Si lo hacéis, colgad una foto para que pueda verlo, aunque me gustaría más estar ahí.
Yo también estoy trabajando Egipto, contando cómo vivían los egipcios en un cuento gigante que después tengo que llevar al cole.
Hasta pronto.
Manuel
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